Todo empieza con un poco de agua. Ves como caen gotas del cielo. Al final no te preocupas, simplemente se trata de un poco de lluvia. Pasa lo mismo con el aire. Sólo ves cómo se mueven los árboles y escuchas el sonido que hacen las ventanas. El más escalofriante de todos: terremoto. En estas situaciones el pánico invade los cuerpos de todos los habitantes de la zona, sin embargo cuando este acaba, todo vuelve a la normalidad y nos olvidamos de lo sucedido.
Como poblador de una ciudad, así lo vemos, pero como humanos, lo deberíamos de ver de diferente manera.
La lluvia ácida destruye miles de árboles y plantas, se acidifican los ríos y mares, provoca la corrosión en muchos materiales, desnutre los suelos, y causa enfermedades en los seres vivos. ¿A quién debemos atacar?
No puedo responder eso porque sería luchar contra nosotros mismos, pero sí puedo decir que efectivamente nosotros causamos este tipo de desastres naturales.
La lluvia ácida se forma cuando la humedad en el aire se combina con óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre, los cuales son emitidos por fábricas, centrales eléctricas y automóviles que son propiedad nuestra. Una vez más, no estamos conscientes de nuestros actos.
En todo el mundo suceden este tipo de eventos desafortunados. Hemos visto en las noticias cómo quedan las ciudades después de maremotos, cómo se derriban los edificios por los terremotos, cómo tormentas tiran casas de personas que apenas pueden construir una, y cómo desaparece gente en los huracanes. Es triste saber que nosotros de alguna manera hemos contribuido a esto.
Sé que en la mayoría de mis posts me quejo y digo que siempre tenemos la culpa, pero yo no estoy aquí para mentirles sino para decirles la verdad y tratar de crear un poco de conciencia en ustedes. Es de cada uno de nosotros poner nuestra parte y así tratar de sanar este planeta. Ya que planeta Tierra, sólo tenemos uno!
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